Una ley para la vaguedad humana y pocas ventas

El otro día descubrí una cosa que me resultó interesante para comprender la venta.

Haciendo la investigación para un cliente, conocí lo que se llama la Ley de Parkinson.
Este hombre se pasó gran parte de su vida observando cómo se
comportaban otras personas,
sobre todo en términos de productividad en el trabajo.

Y la conclusión que sacó fue que una tarea se alarga tanto tiempo como tenga disponible.

En otras palabras, que si a dos personas les ponen la misma tarea, a una le dan un plazo de tres días para terminarla y a la otra una semana, ambas terminarán la tarea normalmente en el último día.



Y es verdad que en la mayoría de gente esto se cumple.

No solo en el entorno laboral, también en el personal y en el académico.

Por ejemplo, yo era un estudiante horrible, a pesar de que solía sacar buenas notas. Siempre estudiaba un par de días antes del examen.

Cada vez que me sentía estresado porque sabía que no había estudiado lo suficiente, y que podía haber obtenido más nota, me decía a mí mismo la próxima vez estudio antes.

¿Lo cumplía? Para nada.

De hecho, la vez que con más antelación he estudiado en mi vida fue para la selectividad. Creo que fueron unos seis días estudiando 8 horas al día.

Y lo mismo para hacer trabajos, recados, limpiar la casa, o pagar el alquiler.



Total, que por fin he sabido que existe una ley que explica la vaguedad humana.

Y en cierto sentido, reconforta. Te hace sentir menos solo.

En realidad, ser vagos es inherente a nuestra condición, también para vender.
Porque solo tienes que pasearte un poco por las redes sociales para darte cuenta de que a la gente 1) o no le hace falta el dinero 2) o está jugando a las casitas.

Desde luego hacer lo que debe hacer un negocio, no mucho.

Hay personas que nada más con ver las veces que publica al día, su contenido y el tono de sus mensajes, te dejan claro que muchas ventas no tienen.

No pasa nada con esto, no se va a acabar el mundo.



Pero si de verdad alguien valora su tiempo, su conocimiento y todo lo que ha invertido para sufrir la mierda de ser autónomo, no sé qué carajo hace perdiendo el tiempo
tratando de convencer a los demás de lo profesional que es.
Dando tanto contenido gratis que ni siquiera se toman en serio (y por el que podrías estar ganando dinero).
Tratando de ser cordial y «conectar» con todo el mundo.
Mostrando testimonios de sus primos los del pueblo, que dicen que vende muy bien, pero luego vas a su web y es el calco de otro calco.
Y metiendo a las personas en embudos absurdos en los que no está 
permitido
vender desde el primer día.



Puede entretener mucho, pero se sigue posponiendo la tarea de vender.

Y haciendo caso al elocuente Parkinson, mientras más tiempo dejes para que alguien te compre, pues menos lo harán, obviamente.

Corriendo el riesgo de que alguien se te adelante y te levante los clientes.

A veces, hay que comportarse como un chulo de discoteca.

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