Quien bien te quiere, te hará comprar

Vivimos en una sociedad que todavía piensa que la venta es algo malo.

Literalmente, se demoniza, los comerciales son vistos como los mismísimos mensajeros del demonio, el trabajo de vendedor es ridiculizado por otras profesiones y a todos les encanta decir a mí no me venden nada, yo decido lo que compro.

Eso es falso e ingenuo. Las dos cosas. Todo el mundo está influenciado de alguna u otra forma por la publicidad para comprar hasta el papel con el que se limpia el culo.

Y quien piense que no, pues seguirá siendo ingenuo.

Tampoco culpo a esta gente.

En este país la cultura de la venta todavía está en pañales, y muchas de las personas que se dedican a ella ni siquiera la entienden.

Es más, muchos vendedores odian vender, pasa como con los camareros.

No hay más que mirarme a mí cuando tuve mi primer trabajo comercial, hace unos 11 años. Lo acepté porque me había marchado de la universidad y no tenía otra opción para poder ganar algo de dinero e independizarme.
Y aunque los primeros trabajos no me fueron muy bien,
aprendí algo fundamental.

Y es que vender es algo bueno. Muy bueno.

Es necesario, cumple una labor social en el planeta.

Como el sexo de pago, para quien lo quiera pagar, claro.

No es por comparar, pero si miramos al otro lado del charco, nuestros colegas del norte saben muy bien que la venta es como esa madre que te cuida, aunque seas un adolescente grasiento y desagradecido que cree que lo sabe todo.
Que busca lo mejor para ti, aunque creas que
eso no es lo que necesitas.

El buen vendedor nunca pondrá el dinero de una venta por encima de su relación contigo.

Y tal como yo lo veo, el propósito de la publicidad y la venta es hacer que el consumidor viva mucho mejor, y que la empresa pueda enriquecerse.

Y sí, la venta está repleta de farsantes, estafadores y de caminos oscuros por los que alguna vez todos transitamos.
Pero no hay que confundirse.
Sin la venta, el mundo no sería lo que es.
Probablemente, gran parte de tu personalidad no existiría.
La forma en la que encajas en la sociedad, tampoco.
Cómo te relacionas.
Muchos de los hábitos sociales desaparecerían.
Y las relaciones tampoco podrían funcionar sin la venta inconsciente de la seducción.

Vender es crecer, cambiar, avanzar.

Por eso, la redacción publicitaria es una de las piezas sagradas de cualquier negocio. Lo quieran ver o no. Lo es y lo seguirá siendo, al menos mientras nuestra especie siga en pie.

Vende, busca el bien del otro, y jamás te faltará el dinero.Y si necesitas ayuda con la pieza clave del puzle, la carta de ventas, para que así nunca te falten las ventas, ve a este enlace:

Cartas de venta

Deja un comentario