Hoy estoy un poco chirriante, así que adelanto que esto puede que también chirríe a algunas personas.
De todos los clientes con los que he trabajado, he estado en varios equipos.
Para mí, eso de estar en equipo es una patochada. Mi único equipo para trabajar soy yo, y solo me debo a los clientes a los que quiero vender. Punto.
Pero bueno, esa patochada de estar en equipo te la venden como algo guay.
Como estar arropado por una piña de super amigos del alma, tener vacaciones, o lo que interesa a casi todo el mundo, un sueldo fijo.
No he visto ni un solo trabajo de estos en los que se pague bien, de manera justa.
Ninguno.
Pero yendo un poco más allá, quiero centrarme en el mayor peligro que tienen muchas empresas de este tipo.
El peligro se llama «project/business manager».
Para los de España, lo resumo: el lameculos de toda la vida de dios.
Estos cargos son tratados como la máxima autoridad dentro de la empresa, si bien su papel no es otro que el de tener una mínima capacidad de organizar y supervisar tareas, y quitarle trabajo de encima al jefe.
Sin embargo, la empresa y ellos mismos creen que deben entender de todo.
Y ahí viene el peligro.
Por ejemplo, cuando se hace un lanzamiento y, de repente, esta persona empieza a opinar y a tomar decisiones puramente de marketing.
Demostrando que no tiene idea de lo que habla.
Entonces, llega el copywriter (que para ellos es una pieza sin importancia) y habla.
Da su opinión sobre por qué esas cosas que están comentando no son correctas, o son inadecuadas, o directamente son tonterías.
En ese momento, el lameculos manager hará lo que haga el/la de arriba.
Si el jefe da la razón al copy, la otra persona también.
Si sigue en las mismas (sin tener ni idea), pues la otra persona también.
Cuando ese lanzamiento se pone en marcha, pues claro, hay cosas que salen mal.
Hay landings que de repente no convierten tanto, emails que no se abren tanto, páginas de venta que no venden tanto…
¿A quién va a buscar el jefe? ¿A su brazo derecho?
No. Pedirá explicaciones al copywriter.
Y entonces, este emperdedor acojonado (porque ha invertido el sueldo de una familia de un año entero en publicidad) comienza a pedir cambios.
Cambios estúpidos, eso sí.
Cambios como hay que sustituir esa foto por otra… quizás el color del botón no es lo bastante llamativo… hay que cambiar este titular… hay que poner que la oferta total vale 1760 euros, pero que a mis clientes, por ser tan especiales, se la dejo a 300… hay que hacer la página más corta y directa…
hay que hacer la página más larga y detallada…
Podría seguir, la lista es mucho más larga.
Todas estas ideas se van cambiando sobre la marcha, sin ningún criterio y tirando por la borda todos los principios del marketing de respuesta directa, porque ellos se guían por sensaciones o intuiciones. Y todo esto son cosas que a esta naranja con anteojos le han ocurrido.
Todo bien. Pero hay más.
Este lameculos manager siempre estará al pie del cañón, opinando sobre las estrategias de venta, y poniendo a los clientes de la empresa como si fueran los más especiales del mundo.
No se paran a pensar en que, en este mundo, o todos somos iguales o todos especiales.
Compartimos las mismas cosas, los mismos miedos, deseos, frustraciones.
Pero este tipo de empresas pensará siempre que su cliente es diferente. Que hay que llevarle a ver una actuación del circo gurú para que capte el valor de la oferta.
También, probablemente la empresa le haya pagado a este lameculos manager algún cursillo de copywriting, de esos que enseñan a enamorar clientes y gatos, y por eso ya se cree con el derecho de meterse en el terreno de otro.
Puede ser.
Pero también puede ser que ese curso sea lo que haya llevado a la empresa a la necesidad de incorporar a un redactor profesional.
Mira, como pequeña anécdota personal, te contaré lo que me ocurrió hace tiempo.
Llevaba un año y pico trabajando en el equipo de alguien (no diré su nombre), y en un momento dado, él y su séquito de lameculos, que en este caso lo conformaban 3 personas, empezaron a hacer todo lo que he explicado hasta ahora.
En el departamento de marketing estábamos un traficante (perdón, trafficker) y yo.
Pues los dos pintábamos menos allí que un repartidor de pizza en la casa del dalai lama.
Cuando las cosas se empezaron a poner turbias, hice lo que mi honestidad me pide en estos casos, decir todas las cosas que se están haciendo mal. Avisar, advertir.
¿Me hicieron caso? No, me redujeron la jornada.
Estos son los emprendedores que gobiernan el marketing hispano.
Su proceso mental es tan extraño, que por alguna razón piensan que sus problemas de dinero se soluciona invirtiendo menos en marketing, en vez de acudir a él.
Bueno, pues de esa empresa no me marché porque mi trabajo no generase ventas.
Me marché porque, literalmente, me dijeron es que siento que no estás fluyendo con nosotros.
Vaya por dios, me salí de su flow cósmico por no darle la razón.
Bastante tiempo después de haberme ido, sé que los que se quisieron quedar en ese proyecto están cobrando cada vez menos dinero, reduciendo contratos y horarios.
Pues bueno, creo que todos los copywriters deberían tener mucho, mucho cuidado con el tipo de proyecto en el que se embarcan.
No todo es el dinero, y si te interesa el dinero, puedes ganar mucho más dinero con mejores clientes, sin trabajar como una secretaria.
Y para las empresas que contratan copywriters, espero que esto les sirva de algo.
Porque si no tienen la mínima mentalidad empresarial para entender que si contratas a un especialista en ventas, es para hacerle caso y dejarle trabajar,
no tienen mucho recorrido en el mercado, ciertamente.
Y más aún a medida que en España haya más competencia haciendo las cosas bien.
Bueno, vamos a los negocios.
Si necesitas ayuda de verdad con tu carta de ventas porque convierte poco, puedes dejar que me encargue de ella, siempre y cuando me vayas a dejar hacer mi trabajo.
De lo contrario, siempre tienes un mercadillo de copyhypers recién horneados esperándote en linkedin o instagram.
Total, el enlace por si te interesa es este:
https://www.IvanOrange.com/MenosCuentosMasHistorias
