El email que sigue al de ayer

Hoy cierro la bilogía que comencé ayer.

El mayor atentado cometido contra el Estado del marketing de respuesta directa, por parte de una copywriter.

En realidad, si cometes un error tan grave con tus titulares como el que vimos ayer, da un poco igual lo que quieras poner después,
porque es prácticamente imposible que despiertes atención
ni deseo de seguir leyendo.



Pero dentro de ese post había otro concepto principal y básico para vender, que también fue vapuleado como un asesino a las puertas del juzgado.

Te copio el fragmento del texto:



«[…] Entonces, ¿por qué contratarme?

Tengo más de 14 años de experiencia en la escritura, y he escrito para muchas industrias diferentes … También me han publicado en cuatro revistas canadienses diferentes y edito los boletines corporativos de una de las cadenas de restaurantes más grandes de Canadá.»



Guau… Para quitarse el sombrero con tanta persuasión.

El error es bastante fácil detectarlo. No hay mucho que comentar.

Lo único que diré es que esto mismo forma parte de todos los discursos que resultan aburridos, pedantes y menos creíbles que los que te dicen 
yo quiero salvar tu negocio del próximo ataque de golondrinas psicópatas.



Mientras haya personas que sigan pensando en su mensaje de ventas como en el prospecto de un medicamento, seguirá habiendo maniquíes con problemas para vender.
Y con menos credibilidad que las pelis de Antena 3 de los fines de semana por la tarde.



Pero si decides tomarte en serio todo lo que implica hacer que una persona entre en tu carta de ventas y salga de ella con un cargo nuevo en la tarjeta, puedes contactar conmigo.

Después de analizar tu caso, vemos si puedo ayudarte.

Este es el enlace:

https://www.IvanOrange.com/MenosCuentosMasHistorias

P.D: Por más experiencia que tengas, la mejor manera de usarla a tu favor no es escribirla a modo de curriculum.

Por el simple hecho de que a nadie le interesa la vida de los demá.

Es como aquello de «dime de qué presumes y te diré de qué careces». Igual que lo gratis también hay que saber venderlo, hay que saber presumir.

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