Cómo dejar de sufrir por los malos clientes

Hoy estoy un poco cansado, ha sido una semana bastante intensa.

Muchas horas de reuniones, y sacando el resto de trabajos en pequeños huecos.
Así que no me apetece darle mucho al coco.
Por eso, te voy a contar una tontería que me pasó hace unos días.

Es una auténtica chorrada, pero la clave que hay detrás de puede ser también la clave para dejar de lidiar con los llamados clientes «tóxicos».

Es decir, para trabajar solamente con las personas que respetan tu tiempo, tus precios, tus condiciones y tu trabajo.

Mira, uno de estos días que he estado durmiendo en el sofá, me levanté por la mañana y fui a la cocina a prepararme el desayuno.

Vi que en uno de los vasos que había sobre el fregadero, había algo negro dentro.

Cuando me acerqué, vi que era una enorme cucaracha. Con ese color negro-rojizo, esas patas llena de espinas y esas antenas
que nadie quisiera tenerlas sobre la cara mientras duerme.

Lo raro es que desde que estoy en mi casa actual no hemos tenido ninguna cucaracha.

Tras revisar un rato por todas partes, no encontré ningún indicio de que pudiese haber un nido. Hasta que me di cuenta de algo.
La ventana de la cocina estaba totalmente abierta.

La dejo así para que pase aire hasta el salón, y así la sensación de que me estoy fundiendo con el sofá es menor.

Pero esa ventana da a un pequeño patio (con un desagüe) y a su vez conecta con la terraza por arriba. Lo más probable es que se hubiese metido por alguno de esos sitios.

Ok, esto no va de cucarachas, por si acaso. Con ella no pasó nada.
Bueno sí, murió ahogada en el vaso de agua.

La clave que quiero dar a entender es que el principal motivo por el que un negocio puede tener una mala audiencia, con malos suscriptores, compradores y clientes, es simplemente por dejarse la puerta y las ventanas abiertas.
Que todo el mundo pueda entrar libremente.

Esto es algo mucho más importante de lo que parece.

Dejar que cualquier persona pueda entrar en tu negocio, es arriesgado. Y es vital tener claro tu filosofía y tus propias normas, tanto para dejar que entren como para cuando tienen que salir.

Si no, llegas a un punto en el que tu negocio no lo controlas tú, sino la gente.

Eso no mola.

Hay muchas, muchas pequeñas acciones que se pueden hacer fácilmente y que marcan una enorme diferencia en la calidad de la gente que te llega.

Algún día puede que te cuente algunas.

Aunque quizá una de las más importantes que te puedo adelantar es que no seas fácilmente accesible. En todos los sentidos.
Sobre todo, tienes que comunicarlo claramente en tu carta de venta.
Cuando lo haces bien, es muy poco probable que se te cuele un bicho asqueroso.
Como siempre, haz con esto lo que quieras.

Yo lo aprendí de Ben Settle, un tío con la política de negocio quizá más heavy que he visto, y no le funciona nada mal.

Listo, ya cumplí con mi misión de entregar valor hoy.

Y si te interesa eliminar todas las cucarachas de tu negocio y de tu mensaje de venta, puedes apuntarte a mi newsletter, donde todos los días doy algún recurso interesante y útil para hacerlo. Por aquí abajo:

www.ivanorange.com

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